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Betsson ha cancelado oficialmente su plan de adquisición de Holland Gaming Technology Ltd y Holland Power Gaming B.V., la dupla responsable de Goldrun Casino. El operador, que cotiza en la bolsa de Estocolmo, confirmó la rescisión del contrato el 2 de junio, alegando demoras en la aprobación de las regulaciones de la Kansspelautoriteit (KSA), la Autoridad del Juego de los Países Bajos.
La medida frena el regreso previsto de Betsson al mercado online holandés, una parte clave de su estrategia posterior a 2022 tras la retirada de las marcas tradicionales Kroon y Oranje Casino.
Originalmente anunciado en febrero de 2024, el acuerdo de 27,5 millones de euros tenía como objetivo brindar a Betsson un acceso directo de regreso a los Países Bajos a través de un operador ya autorizado y un proveedor de contenido exclusivo.
Sin embargo, todo dependía de que Arabia Saudita diera el visto bueno, pero esa aprobación nunca llegó. Con el plazo acordado ya vencido y sin una decisión a la vista, Betsson optó por retirarse. La compañía recuperará 26,7 millones de euros de su inversión, mientras que los 800.000 euros restantes se conservarán como indemnización por cancelación, un impacto financiero insignificante para Betsson.
El acuerdo cancelado no es solo un obstáculo en la hoja de ruta de fusiones y adquisiciones de Betsson, sino que refleja vientos en contra más amplios en los Países Bajos. La KSA ha aplicado medidas cada vez más estrictas, el aumento en los impuestos redujo los márgenes y los operadores están empezando a sentir la presión.
En enero de 2025, el impuesto al juego aumentó del 30,5 % al 34,2 % de los ingresos brutos del juego (GGR), con otro aumento al 37,8 % previsto para 2026. Algunos operadores, como Tombola y LiveScore Group, ya han decidido abandonar el mercado holandés, afirmando que ya no es sostenible desde el punto de vista comercial.
La KSA no ha explicado el motivo de la demora, solo dijeron que la revisión sigue en curso. Mientras tanto, ya se habla en círculos políticos sobre la posibilidad de derogar por completo la Ley de Juegos Remotos y sustituirla por normas más estrictas, posiblemente antes de que acabe el año.
El secretario de Estado de Protección Jurídica, Teun Struycken, ya anunció públicamente un “cambio fundamental de rumbo en la política sobre el juego”, y citó los “resultados preocupantes” de las recientes evaluaciones del régimen de la Ley de Juegos Remotos.
Struycken afirmó que se propondrá un nuevo proyecto de ley sobre juegos de azar a la Cámara de Representantes (Kamer) para fines de 2025, con un enfoque en protecciones más estrictas, límites de edad más altos y restricciones publicitarias más estrictas. Esta medida es una respuesta directa a los hallazgos de que el marco actual de la Ley de Juegos Remotos protege suficientemente a los ciudadanos de los daños relacionados con el juego, especialmente a los menores y jóvenes adultos.
Este proyecto no desviará a Betsson de sus planes. El grupo sigue creciendo en otras regiones, con movimientos recientes en lugares como Italia, Grecia y Georgia. Los mercados regulados siguen siendo el foco, pero los Países Bajos ya no forman parte del panorama por el momento.
Puede que el acuerdo holandés de Betsson haya fracasado, pero no es un caso aislado. Los operadores de los mercados recientemente regulados se enfrentan a los mismos obstáculos: normas más estrictas, subidas de impuestos y largas esperas para obtener licencias. Parece que, por muy sólido que sea el argumento comercial, nada se mueve sin la aprobación del regulador. Sin embargo, si la situación se vuelve más restrictiva, es posible que no quede mucho por regular.