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En los últimos meses, los juegos crash (juegos de choque) han cobrado protagonismo en la industria del juego en línea de Kenia, puesto que atrajeron a una base de jugadores considerable y diversa. Su rápida expansión captó una gran atención mediática y suscitó un debate público sobre las implicaciones sociales de las apuestas de alto riesgo. Numerosos relatos han atribuido las pérdidas derivadas de estos juegos que dependen de la velocidad a las consecuencias, lo que refuerza la importancia de las prácticas de juego responsable y la implementación de marcos regulatorios viables.
En un intento por frenar la ludopatía y proteger a los jugadores vulnerables, la Junta de Control y Licencias de Apuestas (Betting Control and Licensing Board, BCLB) ha prohibido durante un mes la publicidad de juegos de azar en los medios de comunicación tradicionales. Esta medida demuestra la responsabilidad de la junta de regular la industria del juego y destaca la necesidad de ecuanimidad en la regulación. Durante un seminario web organizado por iGaming AFRIKA el 16 de mayo de 2025, los panelistas analizaron la situación legal de los juegos de azar de alto riesgo y determinaron la eficacia de la aplicación de la normativa vigente en Kenia.
Durante el seminario web, varios expertos destacaron el tira y afloja entre los intereses empresariales y la regulación.
Vivi Lucy, jefa del Departamento Legal de Velex Advisory, advirtió lo siguiente: “Los operadores trabajan bajo regulaciones que tienen consecuencias muy laxas, de ahí estos actos rebeldes contra el mandato de la junta”.
Job Weku, gerente de desarrollo comercial de FAZI, habló sobre la interferencia política en el proceso para obtener licencias: “La mayoría de los políticos poseen licencias de operadores, y esto significa que tienen una ventaja a la hora de evadir la rendición de cuentas por infringir la ley”.
Detrás del déficit de cumplimiento se encuentra una red de clientelismo político y demoras legislativas. Unas pocas “manzanas podridas”, como lo expresó un panelista, pueden arruinar la reputación de toda la industria y socavar la eficacia de las leyes. La BCLB, que aún no es un organismo independiente, no tiene el poder suficiente para exigir el cumplimiento con rigor.
Además, no existe un seguimiento sistemático de los acuerdos de nominación que vinculan a los ciudadanos y políticos con los intereses de propiedad en los operadores de juegos, lo que compromete aún más la transparencia.
El consultor de iGaming Brian Ondieki aportó una nueva dimensión al debate: “Existen numerosas brechas en la legislación vigente del país. También se han producido retrasos inexplicables en la nueva ley sobre el juego”.
A pesar de estos desafíos, no todos los operadores ignoran el bienestar de la comunidad. Según Brian Ondieki, “Los operadores kenianos invirtieron 700 millones de chelines kenianos (equivalentes a 5,4 millones de dólares) en actividades de responsabilidad social corporativa (RSC) el año pasado. Esto indica que no todos los operadores están interesados en el cumplimiento normativo”.
Las inversiones en RSE han apoyado seminarios educativos, líneas telefónicas de asesoramiento y actividades de extensión comunitaria, ofreciendo así una prueba de que una parte de la industria está lista para autorregularse y mejorar las iniciativas de juego responsable.
Mientras los operadores invierten dinero en RSE, el propio regulador se enfrenta a una escasez crónica de financiación. Las asignaciones del gobierno a la BCLB el año pasado ascendieron a alrededor de 100 millones de dólares, una parte de los ingresos extraordinarios de la industria. Esto ha limitado el potencial de divulgación y, por lo tanto, ha afectado las campañas de sensibilización pública y las inspecciones de campo, creando espacio para lagunas en la aplicación y la supervisión. Con fondos insuficientes, la capacidad de la junta para hablar con una sola voz contra los operadores desobedientes sigue siendo limitada.
El desarrollo sostenible depende de la responsabilidad colectiva, coincidieron los expertos. “Si bien el gobierno tiene un papel central en la industria, también les corresponde a los organismos reguladores, operadores y jugadores cumplir las normas y ser responsables”, remarcó Job. Así como la caridad empieza en casa, la responsabilidad también debería empezar en las empresas de juego. Los operadores deben promover el juego responsable, apoyar el cumplimiento normativo internamente e impulsar las mejores prácticas en el sector.
El auge de los juegos crash en Kenia ha puesto de relieve el reto de regular un sector del iGaming en rápida evolución. Las regulaciones publicitarias, el gasto en RSE y el debate entre expertos son pasos en la dirección correcta, pero las lagunas legislativas, la intromisión política y los límites presupuestarios siguen socavando la aplicación de la normativa. Un enfoque conjunto que reúna a gobierno, reguladores, operadores y consumidores será clave para un futuro exitoso. Solo a través de la colaboración, Kenia podrá equilibrar los beneficios económicos del iGaming con las medidas para proteger a sus jugadores más vulnerables.