Las calles del Reino Unido albergan más de 300 centros de juego para adultos con máquinas tragaperras que funcionan las 24 horas del día. Todo ello, a pesar de las advertencias sobre los riesgos que suponen para los jugadores vulnerables. Los principales operadores de máquinas tragaperras, Merkur y Admiral, han abierto en los últimos años decenas de nuevos establecimientos abiertos las 24 horas en locales comerciales vacíos de todo el país. Solo estas dos empresas gestionan más de 500 locales en toda Gran Bretaña. La mayoría abren las 24 horas del día.
A pesar de la fuerte oposición de los vecinos, los comités de urbanismo de los ayuntamientos han sido incapaces de bloquear las solicitudes. Los activistas piden que se frene la expansión del sector. Nick Harvey, de la organización benéfica Gambling with Lives, afirmó que la expansión de los locales de máquinas tragaperras 24 horas había pasado “desapercibida”. Y añadió: “Los locales de máquinas tragaperras contienen los productos de juego más adictivos que existen. Provocan miseria a las comunidades y aportan poco o ningún beneficio económico al área local”.
La Asociación de Directores de Salud Pública y la Asociación de Gobiernos Locales han pedido nuevas competencias para los ayuntamientos con el fin de frenar la “proliferación” de centros de máquinas tragaperras 24 horas en algunas ciudades. La Comisión del Juego se prepara para publicar su estudio sobre los daños causados por el juego. Los resultados preliminares sugieren que el 2,5% de la población adulta puede padecer problemas de ludopatía.
La rápida expansión del sector ha suscitado preocupación. En una reunión del comité de planificación del ayuntamiento de Greenwich, los miembros estudiaron una solicitud para un nuevo centro de 24 horas de Merkur Slots en Eltham, al sureste de Londres. Hubo más de 60 objeciones de residentes. Los concejales laboristas Lauren Dingsdale y Sammy Backon (arriba), escribieron: “Permitir el permiso de obras para este local animaría a personas vulnerables a apostar más de lo que pueden permitirse”.
Una adicta anónima a las máquinas tragaperras, de 62 años, de Watford fue condenada a tres años de prisión en 2020 por robar 70.000 libras a su jefe para su adicción al juego. Ella dijo: “Cogía un taxi desde casa hasta el [local] Merkur en Watford a las 5 de la mañana. Podía gastarme fácilmente entre 2.000 y 3.000 libras en un solo día”.
La propagación silenciosa de la adicción al juego en el Reino Unido
Las máquinas tragaperras con mayores premios se conocen como máquinas B3. Tienen una apuesta máxima de 2 libras, pero una velocidad de giro para cada partida de dos segundos y medio. Esto significa que es posible apostar cientos de libras en horas. Un antiguo cliente, que pidió permanecer en el anonimato, dijo que recurrió a los centros de máquinas tragaperras tras participar en programas de autoexclusión en casas de apuestas y casinos. Es ridículo decir que el límite de 2 libras es una barrera. “Perdí más de 1.000 libras muy rápidamente”.
El último gobierno propuso flexibilizar las normas para los operadores de máquinas tragaperras, permitir el uso de tarjetas de débito en las máquinas y que los operadores aumentaran la proporción de máquinas B3 en salones recreativos y de bingo del 20% al 50%. Una investigación del Observer de este año planteó dudas sobre el modo en que se regulan los centros.
John Bollom, presidente de la Asociación Británica de Hostelería de Atracciones (Bacta), describió los centros de juego para adultos como “populares lugares de ocio” que se encuentran “entre las webs más seguras para jugar”. Según él, los clientes están controlados por personal experimentado “bien formado para detectar señales de problemas y prestar apoyo”.
El ministerio de Cultura, Medios de Comunicación y Deporte se mostró “comprometido con reducir los daños relacionados con el juego”. Según la Comisión del Juego, los ayuntamientos pueden imponer condiciones, como reducir el horario, si el juego no se ofrece de forma justa y segura. Todos los centros de juego para adultos deben identificar a los clientes que puedan estar en riesgo de sufrir daños e interactuar con ellos.
